top of page
Buscar
  • Foto del escritorSeño Aye

La naturaleza: ¿es el lugar de juego ideal para los niños?

Actualizado: 26 feb 2018




Me propuse redactar el primer artículo de nuestro BLOG, intentando transmitirles la respuesta a esta pregunta que me hice hace un tiempo atras: ¿es la naturaleza un espacio de juego ideal?. Compartamos juntos unas líneas verdes, algunas imágenes vividas y disfrutadas, fotografiadas de nuestro espacio o de mi vida. Al final les dejo la bibliografía que utilicé para continuar aprendiendo, redactar el proyecto y ordenar la respuesta a esta incógnita.


Los niños se han convertido en espectadores del mundo y del juego. Algo tan instintivo y necesario como el impulso de jugar se ha visto perjudicado por gran cantidad de juguetes que funcionan con tan solo apretarles un botón. El niño observa como ese material se mueve, habla o hace ruido pero realmente no está jugando. No está interactuando con los materiales, construyendo e imaginando historias; desarrollando sus sentidos y habilidades por medio del juego, sino que está siendo invadido por una gran cantidad de estímulos ante los que únicamente puede permanecer quieto y observar. Por ello, surge con fuerza la necesidad de reinstaurar el juego libre y no estructurado. Si es en la naturaleza, mejor aún. Los niños tienen que tener la oportunidad de aprender directamente del mundo, de observarlo, de interactuar con él, de experimentarlo con sus manos y todo su cuerpo. No existe, ni existirá, ningún material, dispositivo electrónico ni programa informático que ofrezca a los niños la variedad e idoneidad de estímulos que ofrece la naturaleza.

Por lo tanto, juego y naturaleza son una díada perfecta y, en realidad, dos caras de la misma moneda. Es a través del juego que exploran el mundo natural y es, a la vez, la naturaleza el mejor marco de juego, no solo porque ofrece variedad de elementos y estímulos que son el soporte perfecto para el juego libre sino porque también satisface esa necesidad de naturaleza que tienen los niños y no tan niños también.

El espacio en el que juegan y se desarrollan los niños influye en su comportamiento. Seguro que al pensar una propuesta lúdica en un lugar pequeño, ruidoso, multitudinario, abarrotado de imágenes infantilizadas, casi imposible de tener movilidad por la cantidad de mesas y sillas (u otros muebles), etc: el juego es frenético. Y en un lugar en tonos agradables, ordenado (no estructurado), con amplitud de posibilidades, donde se permite la exploración, la visión de un espacio amplio y real. Los sonidos de la naturaleza lo caracterizan, el adulto se transforma en un guía que acompaña, facilita despertar el asombro e incita el desarrollo de la creatividad apostando al interés del niño: el juego es más calmado y creativo.

Ya luego de un año del Taller Re.Creativo HORA LIBRE he podido observar los cambios en los niños. No sólo cambia su juego, sino también ellos y las relaciones que se establecen.

En mi experiencia infantil, jugar a fuera era “natural”. Jugar al aire libre y si era en espacios naturales aún mejor, aun hoy aporta beneficios y cambios positivos. Hoy como mamá, y pensando el juego en “los tiempos de ahora” es comprensible que un montón de situaciones conflictivas hacen que el juego al aire libre se postergue y casi sea inexistente (déficit verde): aumento de horas laborales en los adultos responsables de las familias, lejanías y traslados, preferencias de excesivas actividades extra escolares con impronta social fuerte o “de moda”, deforestación y disminución de espacios verdes, plazas pequeñas con poco verde y colapsadas, etc.

En muchos países lejanos a nuestra querida Argentina, cada vez hay más escuelas del bosque y cada vez también más escuelas convencionales intentan adaptar sus espacios exteriores para convertirlos en lugares (patios) más naturales. Acá y específicamente en mi ciudad, justamente mirando los últimos jardines de infantes construidos, la infraestructura pensada para “patio” cada vez es más pequeña. En pos de ofrecer un espacio verde con un proyecto sólido y hoy consolidado, HORA LIBRE aparece en La Pampa como taller re.creativo extraescolar.



¿CÓMO ES LA NATURALEZA Y QUÉ SE PUEDE HACER EN ELLA?

En un espacio natural es fácil ver a un niño caminando por un sendero de arena y de golpe ver centrar su atención en una pequeña mariquita que ha hallado en el camino. Esto contrasta con los juguetes actuales o los espacios destinados para niños, repletos de colores. Ante tal cantidad de estímulos el niño no sabe dónde centrar la mirada.

- La naturaleza nos regala la pedagogía del caracol. En ella todo es lentitud. No se pueden acelerar el crecimiento de una planta, o el tiempo que tarda un pájaro en hacer un nido. Este tiempo de transcurso pausado es el que tiene sentido para un niño, el que es acorde con su desarrollo y con todos los seres humanos. No crecemos de un día para otro, todo tiene un proceso, y hay que reinstaurar esta lentitud en la vida de los niños actuales, que viven estresados en medio de la cultura de la inmediatez y de las prisas.

- En la naturaleza, hay silencio, no existe contaminación sonora. En contraste con las tecnologías o los juguetes actuales, repletos de botones que despliegan todo tipo de ruidos, en los espacios naturales hay, sobre todo: silencio. Pero uno que permite abrir los sentidos. El canto de un pajarito o el sonido de una chicharra invitan al sentido de la oído a abrirse hacía ese susurro. En cambio, los sonidos estridentes y artificiales provocan en los niños el efecto contrario, el cuerpo se cierra para protegerse del ruido.

- La naturaleza en un tesoro de partes sueltas. Cuando salimos a espacios naturales la magia del juego sucede: un niño empieza a explorar su entorno, encuentra palos que se transforman en espadas, en flechas o con los que construye cabañas. De golpe, en su casita recién estrenada se instala una tienda y el género empieza a llegar: piedras y semillas hacen de frutas, verduras y, a la vez, sirven de monedas de pago.

- La naturaleza ofrece elementos sensoriales con los que han jugado todos los niños del mundo a lo largo de la historia. Tocar el agua, mezclarla con tierra, hacer chocolate deshecho con barro, jugar con la arena seca de la playa, deslizándola una y otra vez entre las manos.

- La naturaleza ofrece también infinidad de estructuras rígidas con las que se puede jugar. Los niños trepan árboles instintivamente, poniendo a prueba sus habilidades motrices, calculando riesgos. Los más pequeños prefieren saltar por troncos caídos, como si hicieran una cursa de obstáculos o bien imaginar que esos troncos son coches, camiones.

Nada le indica al niño a qué o cómo jugar, permitiendo que sea él quién lo decida a cada instante, según sus necesidades y deseos internos.


Existen muchos estudios sobre los cambios que son muy palpables, que podemos visibilizar desde nuestra propuesta en el Club Pichi Ñom. Y son cambios importantes. ¿Queres saber cuáles?

HAY MENOS DIVISIÓN ENTRE NIÑOS/NIÑAS. Y es que en la naturaleza todo es “unisex”, por decirlo de alguna forma. Los niños juegan por igual con palos, piedras, trepando montañas y árboles y se observan más juegos en común entre ambos géneros.



EN LA NATURALEZA SE ACUMULA MENOS ESTRÉS. La naturaleza ofrece ambientes más relajados porque no hay paredes que contengan a los niños, ni espacios pequeños en los que puedan sentirse agobiados.

En la naturaleza o al aire libre un niño con un mal día, con ganas de estar solo, de desconectar, puede hacerlo. Basta con alejarse un poco, sentarse tras una piedra, esconderse tras unos matorrales.





LA NATURALEZA FAVORECE EL TRABAJO EN EQUIPO

Por lo que yo he podido observar, los niños al aire libre y, sobre todo en la naturaleza, están más que dispuestos a colaborar entre sí. Son conscientes de que uno solo no puede mover un gran tronco o construir una cabaña chula y, cuando alguno lo intenta sin éxito, siempre aparece otro en su ayuda. Espontáneamente se organizan los grupos y el trabajo en equipo.



JUGAR EN LA NATURALEZA FAVORECE SU AUTOCONFIANZA Y LES ENSEÑA A CALIBRAR LOS RIESGOS POR SÍ MISMOS.

Jugar al aire libre, ya sea en un patio o parque bien pensado, con elementos naturales o la naturaleza ofrece un sinfín de oportunidades para que los peques valoren riesgos. Antes de trepar a un árbol hay que pensar cómo subir y, por supuesto, cómo bajar. Antes de subir a una piedra mediré si podré mantener el equilibrio sobre ella, e incluso a veces creerán que no son capaces de hacer algo pero lo probarán. Y, en ocasiones, para su sorpresa, lo conseguirán.

Todo ello les da múltiples oportunidades de calibrar las dificultades, las posibilidades de éxito, los riesgos, y les genera la confianza de que son capaces de hacerlo o de calibrar las posibilidades de éxito.



FOMENTA LA IMAGINACIÓN

El hecho de que no haya materiales artificiales y desestructurados y, aparentemente, no haya juguetes obliga a los niños a crear los juegos y la diversión a partir de sí mismos. Esto es algo que me encanta ver al aire libre. Pueden pasar por momentos de aburrimiento, momentos de no saber qué hacer, por supuesto, pero en la naturaleza siempre acaban encontrando qué les motiva y lo mejor es que ese algo está conectado con una necesidad interna de ellos.

Todo lo que encontramos en la montaña o en el mar es material no estructurado. Elementos que son parte de la naturaleza, que no tienen un fin concreto para jugar pero ello les da pie a imaginar múltiples cosas o a crearlas.

La verdad es que observar a los niños en esas circunstancias es maravilloso. He visto palos convertidos en espadas con magia, tierra convertida en chocolate, troncos convertidos en coches, las posibilidades son tan infinitas como su imaginación.





LOS NIÑOS ESTÁN MÁS FELICES Y ALEGRES

Y la razón más importante de todas, es que los niños están ahí plenamente felices. ¿No les parece que cuando los niños corren por el bosque, saltan y se esconden, trepan árboles, arrancan hierbas y juegan con la tierra, descubren, crean, se sienten plenos? A mi sí.



No quiero con este artículo idealizar la naturaleza como único lugar en el que los niños juegan y se desarrollan, pero sí remarcar porqué es importante que los niños pasen tiempo en ella o, en todo caso, que los patios de escuela y los parques infantiles comiencen a naturalizarse.

Es que los espacios naturales al aire libre, con su diversidad y pluralidad, ofrecen múltiples retos y oportunidades de juego, permitiendo a cada niño desarrollar aquello que necesita en un momento determinado.

¿Sabian que alejar a los niños del medio natural no es bueno? Estudios mundiales confirman que modifica su conducta, les genera estrés, la necesidad de estímulos externos y un largo etcétera que podemos seguir pensando juntos mas adelante. ¿Sí?.

Ahora los dejo, ¿saben a dónde nos vamos? A tomar mate y jugar en el patio de casa. Porque para mí, la naturaleza es el lugar ideal para el juego de los niños.


A los de siempre, gracias por su interés, a los nuevos BIENVENIDOS, porque ya con solo entrar y leernos son parte de nuestra #tribuverde.

Ayelén


Articulo en la revista In-fan-cia, de la Asociación de Maestros Rosa Sensat, en su edición en español.

Pedagogía Verde, Heike Freire

Web -demicasaalmundo-, -rejuega-.

45 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page